When Will You Be Satisfied? - Poem

¿Cuándo estarás satisfecho, hijo de Adán? - Poema

Hussain Ibn Ahmed

¿Cuándo estarás satisfecho, hijo de Adán?

A un mes de vida,
tu mayor sueño
era rodar sobre el suelo.
Un paso bastaba —
y todos aplaudían,
reían,
llamaban a los parientes:
¡Ha dado su primer paso!

Dormir y despertar
eran milagros.
Cuando dormías,
susurraban:
shhh... bajen la voz, está dormido.

Hasta que un día te vistieron:
Es hora de la escuela.
Y te dejaron solo,
tras muros altos,
entre pequeños monstruos.
Tenías miedo.
Un niño te escupió,
te robó el desayuno,
te insultó.
Lloraste,
y todos rieron.
Nadie te ayudó.
Bienvenido a la vida. Entra.

En primer grado,
la alegría tenía precio.
Si no leías las letras,
venía la ira y el golpe.
Te hicieron deletrear lo indecible,
olvidar la manzana y su sabor.
Te mostraron la palabra manzana,
sin aroma ni dulzura.
Y tú gritabas al maestro:
¡La manzana está en el refrigerador, no aquí!

Pero todos te llamaron mentiroso —
incluso el palo que te golpeó.
Esta es la manzana,
líneas en papel.
La hemos cambiado.
Entonces aprendiste a castigarte,
a terminar tus deberes enfermos cada noche.
Y te dijeron:
No te sientas satisfecho
 hasta memorizar versos de Ibn al-Mulawwah*.
¿Y él sabría usar un ordenador?
Maldición.

Aprobaste el primer grado.
Sonrieron unos días,
luego repitieron:
Ahora estás en segundo.
Y volvió el ciclo —
tareas, exámenes, promesas vacías.
Doce años buscando aprobación.

Te dijeron:
Después del colegio,
la vida será tuya.
Esperaste.
Pero el día llegó,
y se enojaron otra vez.
¿Sin universidad? Vergüenza.
¿Mala carrera? Vergüenza.
Aquí nadie cae —
solo lo odian.

Te graduaste.
Sin trabajo, fracasado.
Con trabajo, tu jefe te odia.
Porque así son los jefes.
Llegas temprano,
cumples perfecto —
igual te desprecia.

Si eres mujer, te casan.
Unos días de calma,
luego el desencanto del marido:
no eres la mujer de la pantalla.
Si eres hombre, preguntan:
¿Cuándo te casas?
Luego: ¿Y los hijos?
Si no llegan,
gritan: ¡Has roto la línea de Ibn Sina!
Y si llegan,
quieren otro.
Y otro.
Hasta que la fuerza te abandone.

Estudias mucho — arrogante.
Poco — ignorante.
Lo justo — mediocre.

Si eres comerciante, te preguntan:
¿Cuánto dinero te basta?
Si eres sabio, te dicen:
¿Cuánto saber te saciará?

Hijo de Adán,
¿no es hora de volver
a tu primer día?
Cuando medio giro,
un trago de agua,
eran victorias.
Todos aplaudían.

Rueda otra vez,
frente a los mismos rostros.
Pídeles que aplaudan.
Grita:
¿Por qué ya no basta?
¿Por qué siempre más?
Maldición.
Maldición.
Maldición.


*Ibn al-Mulawwah: Qays ibn al-Mulawwah, poeta árabe del siglo VII.

Pintura (2025), Hussain Ibn Ahmed
Técnica: acrílico sobre lienzo
Dimensiones: 9,25 × 11,61 pulgadas

Poema (2020), por Hussain Ibn Ahmed

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